Ayer informamos sobre cómo la veracidad de las afirmaciones de Salvatore Mancuso ha sido confirmada, ya que se ha descubierto una fosa común revelada por él mismo ante JEP.
Se estima que en esta fosa podrían encontrarse enterrados cerca de 200 cuerpos, víctimas del conflicto armado en Colombia.
Mancuso ha afirmado que las Fuerzas Militares tenían conocimiento de este atroz hecho.
Los poderosos de Colombia temen la verdad que Mancuso está revelando.
Como bien señala el presidente Petro, se han dedicado a negar la veracidad de la confesión de Mancuso, ya que dicha confesión expone el mayor crimen cometido en la historia contemporánea de las Américas: el genocidio del pueblo con la complicidad del poder.
Ahora, con la aparición de las pruebas físicas, los cuerpos de las víctimas colombianas asesinadas, también nos gritan la verdad para que reaccionemos, para evitar que se repita y para que haya justicia.
El llamado es claro: es necesario enfrentar esta verdad incómoda, garantizar la justicia para las víctimas y asegurarse de que se tomen todas las medidas necesarias para prevenir la repetición de atrocidades similares en el futuro.
La sociedad colombiana debe unirse en este momento crítico y trabajar en conjunto para construir un país en el que se respeten los derechos humanos y la vida de cada persona sea valorada y protegida.
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