En Guatemala, la extrema derecha se cierne sobre el proceso democrático.
La fiscalía de Guatemala, al servicio de la mafia de la ultraderecha, ha emprendido un intento de anular las elecciones ganadas por Bernardo Arévalo de León.
Este acto, calificado como un golpe de estado oficial, ha despertado la indignación y la preocupación tanto a nivel nacional como internacional.
Ante esta situación crítica, el presidente Petro no dudó en denunciar la amenaza a la democracia guatemalteca.
En sus palabras, expresó: “Estamos frente a un golpe de estado en Guatemala, la OEA debe actuar de inmediato, todo el apoyo al pueblo guatemalteco.
Una fiscalía que ha encubierto el narcotráfico y la corrupción actúa contra la democracia“.
Esta realidad en Guatemala encuentra resonancia en Colombia, donde la extrema derecha también busca socavar el orden democrático mediante un golpe de estado.
Observando de cerca la situación en Guatemala, podrían tomar inspiración para impulsar acciones similares en territorio colombiano.
Sin embargo, están profundamente equivocados si creen que el pueblo colombiano permitirá semejante atentado contra su sistema democrático.
La solidaridad entre naciones latinoamericanas se convierte en un factor crucial en estos momentos críticos.
La esperanza radica en la firmeza de los ciudadanos y en la colaboración regional para proteger los principios fundamentales de la democracia y la justicia.
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