En junio, el presidente Petro tomó la decisión de gobernar directamente desde La Guajira, un departamento que había sido olvidado por gobiernos anteriores.
Como respuesta a la crisis económica y social que asolaba el departamento, el presidente Petro firmó una serie de decretos destinados a proporcionar ayuda y alivio a La Guajira.
Sin embargo, la Corte Constitucional ha revocado uno de esos decretos, específicamente el Decreto 1270, el cual incluía medidas de atención en el ámbito de la salud en el contexto del Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica declarado en La Guajira.
Tristemente, la situación en La Guajira es desgarradora.
Lamentablemente, La Guajira lidera las estadísticas de fallecimientos de niños menores de cinco años debido a la desnutrición.
Entre enero y julio de este año, se ha confirmado la muerte de 39 niños Wayuu, todos menores de cinco años, a causa de la desnutrición.
Esta tragedia se agrava aún más debido a la falta de acción por parte de las Entidades Promotoras de Salud (EPS), lo que constituye una violación flagrante de su derecho a la salud.
Además, más de 2,000 niños menores de cinco años padecen desnutrición aguda, mientras que 350 se encuentran en riesgo de desarrollarla.
Los decretos promulgados por el presidente Petro tenían como objetivo abordar este grave problema que aflige a La Guajira desde hace años.
Sin embargo, los magistrados de la Corte Constitucional parece que no comprenden la urgencia de la situación.
Este revés obstaculiza los esfuerzos del gobierno para resolver la crisis.
El gobierno del presidente Petro es el único que se ha mostrado verdaderamente preocupado por abordar estos desafíos de manera decisiva.
La reticencia de la Corte Constitucional a respaldar estas medidas especiales representa un obstáculo importante en el camino hacia la mejora de la situación en La Guajira.
La situación en La Guajira es desgarradora, y la revocación de los decretos presidenciales por parte de la Corte Constitucional solo agrava la crisis que enfrenta la región.
La vida de los niños de La Guajira está en juego, pero gracias a los magistrados de la Corte Constitucional, los niños de la Guajira se pueden seguir muriendo de sed y hambre, son unos miserables indolentes.
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