Una tragedia familiar ha sacudido al clan Gnecco, ya que Cielo Gnecco enfrenta acusaciones de secuestro y homicidio en relación con la muerte de Jairo Hernández, así como por su presunta implicación en el fallecimiento de Carlos Mendoza Guerra.
La orden de captura parece haber sido emitida debido a las declaraciones de un exparamilitar, quien ha vinculado a Cielo Gnecco con violaciones a los derechos humanos y un trágico homicidio.
Cielo Gnecco no solo ostenta una posición de liderazgo en el poderoso linaje de los Gnecco en el departamento del Cesar, sino que también tiene influencia en La Guajira. Durante los últimos gobiernos de su familia, desempeñó un papel destacado como Gestora Social del Cesar, consolidando así su presencia en la esfera política y social de la región.
NOTICIA DE ULTIMA HORA
La Fiscalía de Barbosa acaba de confirmar que Cielo Gnecco aun no ha sido capturada y lo más preocupante es que su paradero es desconocido.
El columnista del medio El Colombiano, Luis Guillermo Vélez Álvarez, en su reciente columna, ha desatado una fuerte controversia al intentar limpiar la imagen del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, afirmando que los trágicos episodios de los falsos positivos en Colombia son un “mito histórico”.
Luis Guillermo Vélez en X/Twitter.
Sugerir que Álvaro Uribe es una “santa paloma” en medio de esta controversia es, sin duda, un enfoque extremadamente polémico y desafortunado que ha dejado perpleja a la opinión pública.
Además, cabe resaltar que Luis Guillermo Vélez Álvarez es candidato al Concejo por el Centro Democrático en Medellín, lo que plantea serias preocupaciones sobre su objetividad e imparcialidad en el tratamiento de este tema delicado.
La ciudadanía tiene el derecho de esperar un análisis crítico y justo de los acontecimientos históricos, y la participación de Vélez Álvarez en la arena política agrega un elemento de sesgo que puede socavar la credibilidad de sus afirmaciones.
La columna titulada “Tres en una” de Luis Guillermo Vélez Álvarez es especialmente preocupante debido a su intento de revisar la historia y justificar el gobierno de Álvaro Uribe en relación con los falsos positivos.
Resulta alarmante que el autor afirme que estos horribles episodios son un “mito histórico”, contradiciendo el amplio cuerpo de evidencia que demuestra lo contrario.
Además, argumentar que Álvaro Uribe “mostró con hechos su repudio a los falsos positivos” es un enfoque erróneo, dado que durante su mandato, el expresidente emitió declaraciones que, en retrospectiva, se contradicen con la verdad de los hechos.
Los líderes y funcionarios públicos tienen la responsabilidad de abordar estos temas con honestidad y transparencia, en lugar de buscar su revisión sesgada.
La verdad y la justicia deben ser las prioridades en la búsqueda de la reconciliación y la reparación en nuestro país.
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Hace unos días, el Fiscal Barbosa recibió una cálida bienvenida en el Congreso de Fenalco, donde los aplausos resonaron en el recinto.
En respuesta a este gesto, Barbosa expresó su gratitud y mencionó que apreciaba el respaldo en la defensa de la democracia.
Bluradio en X/Twitter.Cambio en X/Twitter.
Sin embargo, al observar el turbio historial de Fenalco, podemos arrojar luz sobre el contexto de este tipo de acciones.
En el pasado, Fenalco se ha visto envuelto en controversias, ya que se le ha acusado de instar a la creación de grupos paramilitares.
El exparamilitar Salvatore Mancuso, reveló que “el director de Fenalco, quien también se desempeñó como ministro del Interior, Sabas Pretelt de la Vega, transmitía las inquietudes de los comerciantes y solicitaba la formación de Autodefensas en las rutas que conectaban el interior del país con la costa“.
Dado este oscuro historial, es comprensible que el presidente Petro haya optado por no participar en eventos donde se promovía la creación de grupos paramilitares.
En cambio, vemos cómo Fenalco aplaude al fiscal general de Colombia, a pesar de que su gestión ha estado marcada por una tasa de impunidad alarmante del 94%.
Esto plantea interrogantes sobre la coherencia de dichos aplausos y sus implicaciones en la búsqueda de justicia y transparencia en el país.
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La Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas en Juan Frío, Norte de Santander, ha logrado encontrar y desenterrar el horno que fue empleado por grupos paramilitares para incinerar a decenas de víctimas.
Este hallazgo coincide con las menciones realizadas por el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso sobre la existencia de hornos crematorios en la zona.
Este hallazgo es un claro testimonio de cómo la verdad sigue emergiendo a la luz del día, evidenciando la oscura y dolorosa realidad que muchos colombianos tuvieron que enfrentar durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
Cada día se evidencia los horrores y atrocidades que se llevaron a cabo bajo su mandato, miles de personas fueron víctimas de un sufrimiento inimaginable.
Ahora es claro que Álvaro Uribe, al parecer, temía que con la implementación de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), los implicados, tanto paramilitares como miembros del ejército, finalmente revelaran la verdad detrás de su gobierno, caracterizado por masacres y desplazamientos forzados.
La búsqueda de la verdad y la justicia es un paso fundamental para sanar las heridas del pasado y construir un futuro más justo y reconciliado en Colombia.
Se ha hallado el horno en el que los paramilitates quemaron centenares de colombiano(a)s en territorio venezolano. https://t.co/OwkYpTdWWz
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No es sorprendente que hoy enfrenta graves problemas legales, siendo imputado por crímenes de guerra que incluyen la imputación de 130 ejecuciones extrajudiciales y casos de desaparición forzada.
En el contexto actual, el coronel retirado Henry Acosta Pardo ha presentado declaraciones ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), revelando detalles inquietantes sobre la gestión de Montoya.
Acosta Pardo afirma que Montoya priorizaba de manera obsesiva la obtención de bajas militares, al punto de que si un comandante no reportaba bajas durante un tiempo prolongado, se le instaba a presentar un cadáver como baja.
Este sombrío testimonio pone en tela de juicio la efectividad de la política de “seguridad democrática” promovida por Uribe.
Durante el gobierno de Uribe, los medios tradicionales a menudo informaban que la lucha contra los grupos guerrilleros estaba siendo exitosa y que la seguridad del país se estaba fortaleciendo.
Sin embargo, según los testimonios y evidencias emergentes, esta narrativa era en gran parte falsa.
Hoy en día, los miembros del ejército colombiano están reconociendo sus acciones ilegales y crímenes de guerra, lo que arroja luz sobre la realidad oculta detrás de la denominada “seguridad democrática” de Uribe, que resulta ser una construcción falaz.
