Desde que Salvatore Mancuso fue aceptado en la JEP, no ha pasado un solo día en el que el Uribe no hable enérgicamente en contra de esta decisión.
Su inquietud se ha manifestado de manera palpable, ya que lleva cuatro días sin dormir, expresando su descontento a través de tweets lanzados a altas horas de la madrugada, un comportamiento que denota un nivel de desesperación notable.
Uribe sabe muy bien que la Fiscalía de Barbosa está a su pleno servicio.
Por eso ayer, Uribe solicitó formalmente a la Fiscalía y a la Comisión de Acusación que le permitan ofrecer su versión libre respecto al tema del paramilitarismo y las declaraciones de Salvatore Mancuso.
Uribe en X/Twitter.
Resulta evidente que Uribe busca hablar ante la Fiscalía mientras Francisco Barbosa continúe siendo el fiscal general, pues obviamente así su caso no experimentará avances significativos.
Este intento de intervenir en el proceso judicial se manifiesta claramente en un espectáculo mediático, aparentemente diseñado para enredar y desafiar a la justicia.
Sin embargo, es probable que con el cambio de Fiscal General, la estrategia de Uribe llegue a su fin, ya que perdería su influencia que ejerce sobre la fiscalía actual y se vería obligado a enfrentar un escenario judicial más imparcial y autónomo.
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¡Clamorosa sombra de corrupción y crimen: El oscuro entorno de Álvaro Uribe!
En el entorno cercano del expresidente Álvaro Uribe, resulta alarmantemente recurrente que sus colaboradores más próximos terminen enfrentando problemas judiciales, incluso con desenlaces que involucran condenas y periodos en prisión.
Este patrón se repite en particular entre sus ex jefes de seguridad, como es el caso de los generales retirados Flavio Buitrago, Mauricio Santoyo, y el mayor Henry Rubio Conde.
Flavio Buitrago y Mauricio Santoyo, de este trío, no escaparon a la sombra de la ley y fueron encarcelados bajo acusaciones de delitos sumamente graves.
Por su parte, el mayor Henry Rubio Conde, aunque se encuentra en libertad, enfrenta nada menos que 11 procesos judiciales en su contra.
Henry Rubio Conde
El caso del mayor Henry Rubio Conde adquirió nuevamente relevancia cuando el exparamilitar Mancuso lo señaló ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) como un colaborador habitual de las Autodefensas.
Henry Rubio Conde.
Según las acusaciones de Mancuso, Rubio Conde habría facilitado la recepción de armamento para este grupo paramilitar y también estaría involucrado en un homicidio específico: el del profesor de la Universidad de Córdoba, Freddy Puentes Paternina, asesinado el 19 de julio de 1997.
Mancuso sostiene que Rubio Conde coordinó dicho asesinato, contando con la participación del escolta del fallecido, Jesús Antonio Andrade Guzmán, quien proporcionó información para la ejecución del crimen antes de morir en un atentado accidental.
Esta nueva revelación arroja luz sobre la turbiedad que rodea al círculo más próximo de Uribe.
Flavio Buitrago
Flavio Buitrago condecorado por Uribe Vélez.
En el caso de Flavio Buitrago, quien fungió como jefe de seguridad de la Presidencia durante el gobierno de Uribe, fue condenado a 9 años por los delitos de enriquecimiento ilícito y de tener vínculos con el narcotraficante Marco Antonio Gil Garzón, conocido como ‘Papero’.
Mauricio Santoyo
Mauricio Santoyo.
Por su parte, Mauricio Santoyo, otro exjefe de seguridad de Álvaro Uribe, enfrentó graves consecuencias legales.
Condenado en diciembre de 2012 por un tribunal de los Estados Unidos a 13 años de prisión, se le imputaron cargos por conspirar para brindar apoyo material y recursos a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Mauricio Santoyo y Álvaro Uribe Vélez.
El juicio determinó que Santoyo utilizó su posición como jefe de seguridad de Uribe para cometer dichos delitos.
La concatenación de casos como estos, que envuelven a excolaboradores y colaboradores cercanos de Uribe en corrupción, paramilitarismo, narcotráfico y otros delitos, ha llevado a que, sumando a estos tres exjefes de seguridad, la lista de individuos vinculados a Uribe con problemas legales ascienda a 17, constituyendo una situación que, a todas luces, resulta inquietante y sorprendente.
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“Déjenlo en paz”, exclama la descarada Vicky Dávila, tratando de proteger a Uribe, quien se encuentra actualmente enfrentando acusaciones graves.
Vicky Dávila se ve obligada a defenderlo de dos casos: el primero, el proceso legal en curso sobre soborno y fraude, y el segundo, una acusación aún más grave que se cierne sobre él, relacionada con su participación en la masacre de El Aro.
Vicky Dávila en X/Twitter.
Salvatore Mancuso no está solo en sus afirmaciones sobre la implicación de Uribe en la masacre de El Aro; también el paramilitar Francisco Villalba lo denunció.
Francisco Villalba.
Pero, Villalba fue asesinado el 23 de abril de 2009, poco después de acusar a Uribe de ser partícipe de la masacre de El Aro.
Francisco Enrique Villalba Hernández, conocido como “Cristian Barreto”, fue condenado a 33 años de prisión por su participación en la masacre de El Aro, Villalba se entregó a la justicia el 13 de febrero de 1998, tres meses después de los terribles acontecimientos.
Sin mostrar temor alguno, Villalba acusó a Uribe de estar involucrado en la masacre de El Aro.
Este testimonio fue presentado ante la Fiscalía en febrero de 2008 y posteriormente ratificado ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes en noviembre del mismo año.
El 22 de abril de 2009, apenas unos meses después de testificar ante el Congreso de la República, y habiendo pasado solo algunos días en prisión domiciliaria, sicarios armados con silenciadores lo asesinaron frente a su casa en el municipio de La Estrella, cerca de Medellín, mientras se encontraba acompañado de su esposa y su hija de cuatro años.
El Espectador – 29 de abril de 2009.
Esto es lo que defiende Vicky Dávila: a un hombre acusado por paramilitares de participar en una masacre.
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Álvaro Uribe se encuentra sumido en un estado de pánico evidente, manifestado a través de más de 26 tweets que ha publicado tras la aceptación de Salvatore Mancuso en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
Uribe y sus 26 tweets.
En la mayoría de estos mensajes, Uribe arremete contra Mancuso, intentando desacreditarlo, mientras que en el resto busca desesperadamente rehabilitar su propia imagen.
Las declaraciones de Mancuso en la JEP, dirigidas en contra de Uribe, han generado un impacto significativo.
La JEP tomará medidas adicionales al compulsar copias de dichas declaraciones a la Fiscalía, lo cual ha exacerbado el nerviosismo de Uribe.
Su temor radica en que la nueva fiscal general que asumirá el cargo no estará bajo su influencia, sino que será totalmente independiente.
Con la salida inminente de Barbosa en febrero, Uribe enfrenta la posibilidad de perder el control sobre la Fiscalía, lo cual lo sume aún más en un estado de inquietud.
Este episodio, sin embargo, solo marca el comienzo de una serie de eventos que podrían tener repercusiones significativas en el ámbito político y legal.
Uribe, acostumbrado a una posición de poder, se encuentra ahora ante la perspectiva de enfrentar investigaciones más profundas y, posiblemente, consecuencias legales más serias.
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