Las Empresas Promotoras de Salud (EPS) activas en Colombia se han convertido en un problema persistente y apremiante.
Estas EPS han acumulado una deuda impresionante que asciende a la alarmante cifra de $16 billones, y esta suma no hace más que aumentar año tras año.
Este modelo de funcionamiento claramente resulta insostenible y plantea serias preocupaciones para el sistema de salud en el país.
Entre las EPS con las mayores deudas se encuentran nombres familiares como Nueva EPS, con una deuda de $3,4 billones; Salud Total, con $2,3 billones; Sanitas, con $2,1 billones; Sura, con $1,6 billones; y Emssanar, con $1,1 billones.
Estas cinco EPS en conjunto representan un sorprendente 63% del total de la deuda, lo que solo acentúa la magnitud del problema.
Mientras tanto, las otras EPS activas reúnen el restante 37% de la deuda, que equivale a $6,1 billones.
Esta creciente deuda tiene en vilo a numerosos acreedores, incluyendo prestadores de servicios de atención médica y proveedores de insumos médicos.
La falta de claridad en cuanto al pago de estas deudas por parte de las EPS ha generado una creciente inquietud y malestar en el sistema de salud en Colombia.
Las EPS parecen ser un agujero sin fondo que solo sirve para acumular deudas, mientras algunos empresarios se benefician de manera significativa a expensas de la salud de los colombianos.
Por estas y muchas otras razones, se hace imperativo llevar a cabo una reforma integral en el sistema de salud.
Es crucial tomar medidas concretas para poner fin a este sistema disfuncional y asegurar que los ciudadanos colombianos tengan acceso a servicios de salud de calidad y sostenibles.
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